Miguel y yo teníamos pensado desde hacía mucho tiempo aprovechar la visita de Kai Kuniyuki Sensei para solicitarle que nos caligrafiara el nombre del dojo. El momento apropiado llegó al finalizar el seminario de Mugai Ryu Iaiheido del pasado 1 de Junio en Vilanova del Camí.
Ni el papel que le ofrecimos para las dos caligrafías “KEN” y “ZEN”, ni el pincel eran los más apropiados para obtener el mejor de los resultados, pero era lo que teníamos a mano y lo más importante para nosotros era que fuera caligrafiado por Kai Kuniyuki Sensei.
Al observar los asistentes, aún con las katana en mano, un Kai Kuniyuki concentrado en su trabajo de caligrafía, se acercaron rápidamente a comprobar qué se estaba cociendo en el rincón donde nos encontrábamos y rápidamente aparecieron cámaras curiosas pretendiendo inmortalizar el momento.
Medio en serio, medio en broma, Kai Sensei nos habló del valor de sus caligrafías y el importe que suele cobrar por trabajos similares realizados sobre papel adecuado y con uno de sus pinceles. Al oír la cantidad de yenes Miguel y yo nos miramos con estupor y, agradeciendo a Sensei su trabajo, desaparecimos de la sala con rapidez aunque con nuestros dos “tesoros” bajo el brazo.
Agradecemos de nuevo muy sinceramente a Kai Kuniyuki Sensei su amabilidad y atención a nuestro dojo al caligrafiar el nombre del mismo.
Ni el papel que le ofrecimos para las dos caligrafías “KEN” y “ZEN”, ni el pincel eran los más apropiados para obtener el mejor de los resultados, pero era lo que teníamos a mano y lo más importante para nosotros era que fuera caligrafiado por Kai Kuniyuki Sensei.
Al observar los asistentes, aún con las katana en mano, un Kai Kuniyuki concentrado en su trabajo de caligrafía, se acercaron rápidamente a comprobar qué se estaba cociendo en el rincón donde nos encontrábamos y rápidamente aparecieron cámaras curiosas pretendiendo inmortalizar el momento.
Medio en serio, medio en broma, Kai Sensei nos habló del valor de sus caligrafías y el importe que suele cobrar por trabajos similares realizados sobre papel adecuado y con uno de sus pinceles. Al oír la cantidad de yenes Miguel y yo nos miramos con estupor y, agradeciendo a Sensei su trabajo, desaparecimos de la sala con rapidez aunque con nuestros dos “tesoros” bajo el brazo.
Agradecemos de nuevo muy sinceramente a Kai Kuniyuki Sensei su amabilidad y atención a nuestro dojo al caligrafiar el nombre del mismo.
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