domingo, 6 de enero de 2008

Nihon Tô: El sable japonés


Sin duda alguna la katana ha estado unida al “bushi” (guerrero)japonés desde su aparición en dos sentidos: el práctico, como arma de combate y el espiritual debido a la mitología Shinto. A pesar de esto la katana no fue considerada como indispensable o “primer arma” hasta llegado el periodo Tokugawa (1600-1868) ya que con anterioridad las armas del bushi por excelencia fueron el arco y la lanza. Es decir que la máxima apreciación del sable comienza precisamente al terminarse el periodo de los Estados en Guerra (Sengoku Jidai) con un florecimiento de escuelas de kenjutsu que basaron sus técnicas en las antiguas escuelas de combate e implementaron nuevas técnicas adecuadas a la nueva situación y necesidades.

Es destacable el hecho de que la katana siempre significó un regalo de mucho prestigio y así las katanas japonesas fueron enviadas a múltiples países como presentes tanto de Daimyo locales o del propio Shogun.
Para significar el aprecio que en Japón se tenía a la katana el español Rodrigo de Vivero y Velasco relata en sus cuadernos de viaje, escritos durante los primeros años del siglo XVI:
“El barniz de sus escriptorios y bufetes, que es como resina de un árbol, no se sabe otro que le iguale, y así tienen lindezas peregrinas de este género. Y el de sus espadas y “catanas” también es cosa rara, porque hay catana que se aprecia en cien mil ducados; y es cosa muy cierta que cortan un hombre, cruzadas las piernas, de arriba abajo; y ríense de que estimemos un diamante o un rubí, diciendo que la estimación verdadera se ha de hacer de las espadas.”

China fue un gran comprador de katanas japonesas para ser utilizadas en combate así como para coleccionarlas, tal era la admiración que el arma despertaba entre guerreros y nobles chinos quienes reconocían la incapacidad de sus forjadores para fabricar espadas de igual calidad y belleza. Tal es así que los generales chinos intentaron adquirir tantas katana como les fue posible por lo que únicamente los Shoguns Ashikaga, comenzando con Ashikaga Yoshimitsu (1358-1408) enviaron decenas de cientos de miles de espadas a China. Este hecho obligó a los forjadores japoneses a reorganizar su sistema de producción de espadas creando auténticas factorías con el objetivo de incrementar sustancialmente su producción y poder así atender la demanda.

Los chinos no importaron únicamente las espadas sino también las técnicas japonesas para utilizarlas. Compendios chinos de textos militares tales como el “Jixiao xinshu” (Nuevo Libro de Tácticas Efectivas” de 1588 y el “Wubeiji” (“Bubishi” en japonés) de 1621 reproducen parcialmente el texto de un mokuroku de la Kage ryu que supuestamente había adquirido en 1561 el general chino Qi Jiguang (1528-1588).

Lo expuesto no puede llevarnos a pensar que la katana no está sujeta a críticas dada su teórica perfección y supremacía sobre el resto de espadas ya que durante su historia reciente su diseño fue dictado en mayor medida por cuestiones de moda y decretos gubernamentales que por consideraciones prácticas. Naruse Kanji (1888-1948) fue un maestro de distintas tradiciones marciales que trabajó para la Armada japonesa durante la guerra Chino-Japonesa (alrededor de 1894) como reparador de espadas. Durante un período de nueve meses Naruse tomo infinidad de notas de las más de 2000 katana que reparó de las cuales un 25% eran Koto, un 60% Shinto o Shin Shinto y un 15% Gendaito quedando impactado por el gran pocentaje de roturas de las hojas, no únicamente en batalla sino también durante los entrenamientos. A pesar de esto el principal problema no estaba en las hojas de los sables sino en las empuñaduras (tsuka). Un 60% de las espadas necesitaron ser reparadas debido a rotura de la tsuka; y aún peor, Naruse observó que casi todas las espadas examinadas necesitaban un nuevo mekugi ya que, incluso sin un gran uso, el mekugi de la tsuka se salía o se rompía. Parece evidente pués que la tsuka es la parte más debil de la katana y muy especialmente su mekugi por lo que es muy recomendable para todos aquellos que trabajeis regularmente con katana el hecho de revisar su mekugi cada vez que vayais a utilizarla.

A pesar de que las hojas japonesas son por sí mismas de una belleza digna de admiración, nos quedaríamos cortos sin hacer una reseña a sus “vestidos”: los “Koshirae”.

A lo largo de la historia el Koshirae ha ido evolucionando adaptándose a los cambios en las dimensiones de las hojas así como a los gustos, necesidades y modas de las distintas épocas y zonas geográficas por lo que definen e identifican claramente su procedencia aportando una interesante información acerca de aquellos que fueron sus creadores así como de sus propietarios.

Una excelente hoja con un defectuoso o poco atractivo Koshirae pierde su calidad de conjunto de la misma manera que una hoja de mediana calidad con un elegante koshirae distinguía e incluso dignificaba a su propietario ante los ojos de sus semejantes.

La confección del Koshirae para el “Nihon-Tô” devino un arte que nos ha permitido hoy en día poder admirar auténticas obras maestras que nos embelesan al aportar una rotundidad y complemento soberbio a las hojas de calidad.

Koshirae proviene del verbo “Koshirareru”, poco utilizado en la actualidad. En su lugar se utiliza “Tsukuru”, significando ambos “crear, manufacturar”. El término más adecuado para referirse a las monturas de los sables es “Tosô” el cual literalmente significa “mobiliario de la espada”, siendo “Tosogu” las partes de la montura en general.

Los Nihon-Tô se clasifican por su longitud y tipo de koshirae y a menudo por la combinación de ambos. Las espadas que sobrepasan los 2 shaku (1 shaku = 30,3 cm.) desde la punta del Kissaki hasta el Munemachi son DAITÔ, de 1 a 2 shaku son SHOTÔ e inferiores a 1 shaku son TANTÔ. Los Daitô usuales son la Katana y el Tachi; los Soto son básicamente Wakizashi y existen infinitas variaciones de Tantô.



Los Daitô más comunes que vemos actualmente son los denominados “Buke-zukuri”, “Uchigatana” o “Katana Koshirae” y son estos los que utilizamos para el estudio del Iaidô. Estos koshirae tienen sus predecesores en el período Heian pero su uso se estandarizó entre los soldados de a pié durante la segunda mitad del período Muromachi (1338-1573).

Las hojas Daitô también pueden estar montadas en “Tachi Koshirae”, “Han-dachi Koshirae” y “Chisai-Katana”. En cuanto a los Soto, sus monturas son el “Wakizashi-Koshirae” y el “Tanto-Koshirae”.

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